Cuando oímos hablar de trauma lo asociamos a profundos problemas; problemas originados por grandes desastres naturales o aquellos causados por la acción del hombre. Sin embargo, no solo debemos entender el trauma desde este prisma, sino también, como toda herida que nos desorganiza.

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Cuando vivimos un suceso traumático y emociones desagradables muy intensas, el procesamiento del trauma puede no hacerse adecuadamente y quedar bloqueado, permaneciendo esa información atrapada en el tiempo. Esto es debido a que el acontecimiento supera la capacidad de respuesta de la persona, no estando el cerebro preparado para entender la experiencia vivida y quedándose almacenada la información de la misma forma en la que fue experimentada, fragmentada en sensaciones físicas, imágenes y/o sonidos y afectos, en lugar de integrarse adecuadamente con informaciones más adaptativas de la red de recuerdos.

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¿Qué crees que ocurriría si, los zapatos que te ponías con dos años, intentases ponértelos ahora?

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Por tanto, podemos considerar que el trauma es aquella información que se ha almacenado en el cerebro de forma disfuncional; por ello no puede ser integrada en el día a día de la persona. Y si no logramos “archivar” adecuadamente la información del suceso, ésta puede activarse posteriormente de manera automática, conectándonos con el recuerdo perturbador original y llevándonos a revivir emociones desagradables, provocando los mismos efectos que en su momento produjo el suceso traumático; como, por ejemplo, pesadillas o pensamientos desagradables intensos.

 

      Mi pasado es presente cuando no está procesado o integrado adecuadamente

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      La terapia EMDR ayuda a procesar la información sobre la experiencia traumática, reduciendo así la carga emocional que soporta

 

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¿Dónde pondremos la mirada?

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• En trabajar el recuerdo traumático que aun esté teniendo un peso importante en la vida de la persona.

• Y acceder, procesar e integrar la información sobre el suceso, llevándolo a una resolución adaptativa que le permita seguir con su vida.

 

      Poder observar ese evento con los ojos del hoy, integrando el contenido desde una perspectiva adulta